Terra Rubra. Hoja informativa de la Vila de Tarroja. Año 20. Enero-febrero de 2011. Número 128. Páginas 6 y 7.
Vida, obra y pensamiento de Alexandre Deulofeu.
Brauli Tamarit
El pasado 27 de Diciembre de este año ha sido el 32º aniversario de la muerte de Alexandre Deulofeu (1903-1978).
Durante el curso de su vida, Alexandre Deulofeu realizó numerosos oficios: farmacéutico, químico, político, filósofo de la historia, músico, agricultor experimental, paleta, poeta… y diseñó una teoría cíclica de los imperios y de las civilizaciones que su amigo Francesc Pujols bautizó como «La Matemática de la Historia».
Durante la República, Deulofeu fue escogido concejal de Figueres por ERC y dirigió la concejalía de cultura de su ayuntamiento. Escribía artículos desde el diario catalanista y de izquierdas «L’Empordà Federal» («El Ampurdán Federal»), polemizando con los escritores del diario rival: «La veu de l’Empordà» («La voz del Ampurdán»).
Pero fue durante los hechos del levantamiento militar de julio del 1936 donde Deulofeu demostró su talante pacifista y respetuoso con las diferentes formas de pensamiento. Fue nombrado alcalde accidental, ya que el alcalde titular estaba desplazado a Barcelona para hacer una conferencia. Desde su cargo evitó saqueos de templos y obras de arte religiosas, permitió la huida hacia Francia de sus contrincantes políticos en peligro, algunos de los cuales escribían en «La veu de l’Empordà», y evitó el enfrentamiento del pueblo fiel a la República con los militares indecisos del Castillo de Figueres.
Posteriormente renunció al cargo y sirvió como sanitario en el frente. El 5 de febrero del 1939 pasó al exilio, dejando su mujer en Figueres al frente de la farmacia familiar y cuidando de sus dos hijas.
Una vez en el exilio, fue internado dentro del campo de concentración de Perpinyà. Y fue Mosén Barceló, un sacerdote poeta mallorquín a quien Deulofeu le permitió su paso al exilio, quien le devolvió el favor, facilitando la libertad a Deulofeu y a un grupo de compañeros suyos.
Influido por Oswald Spengler y Arnold Toynbee, fue perfilando su teoría cíclica. Primero en el año 1934 con el libro «Catalunya i l’Europa futura» («Cataluña y la Europa futura»), prologado por Antoni Rovira i Virgili, y después por una colección de libros en parte editados por el sello que él mismo creó: «Editorial emporitana».
Alexandre Deulofeu equipara la evolución de los imperios y de las civilizaciones o culturas a los ciclos naturales de los seres vivos. Las civilizaciones o culturas, según él, tienen hasta tres ciclos de unos 1.700 años cada uno. Estos ciclos afectan todas las vertientes de la vida humana: arte, filosofía, ciencia, política, economía, religión, etc. Dentro de cada ciclo de 1.700 años hay una primera fase, llamada de fragmentación demográfica, de unos seis siglos y medio, donde el poder político se encuentra dividido en pequeños núcleos, pero donde se desarrolla la máxima creación artística, filosófica y científica. Después acontece la fase llamada de gran unificación, donde no hay nueva creación, pero donde sí se esparce la creación precedente por todo el territorio de la citada cultura. Al final del ciclo, los pueblos renuncian a toda manifestación del espíritu.
De los hasta tres ciclos de 1.700 años que una civilización o cultura puede tener, el primero corresponde al de imitación de la cultura precedente. El segundo ciclo es el de plenitud, donde se manifiesta la verdadera personalidad de la cultura implicada. Finalmente, en el tercer ciclo se produce una imitación del arte, la filosofía y la ciencia de los dos ciclos anteriores, después de los cuales se olvida absolutamente la obra creadora de las generaciones pasadas.
Según Deulofeu, a lo largo de cada cultura van apareciendo los diferentes imperios que, según él, tienen una duración aproximada de cinco siglos y medio.
De acuerdo con esta teoría, Deulofeu vaticinó, al final de la Segunda Guerra Mundial, que en diez años la Alemania vencida se pondría al frente de Europa, mientras que los imperios francés e inglés, vencedores, entrarían en decadencia. Posteriormente, en los años 50, vaticinó que hacia el año 2000, aproximadamente, la Unión Soviética se hundiría y las dos Alemanias se reunificarían.
Durante la guerra fría, Alexandre Deulofeu actuó de nuevo activamente por la paz, y se puso en contacto con el general de brigada venezolano Víctor José Fernández Bolívar, que trabajaba en la OTAN, con tal de convencer a este organismo que la Unión Soviética caería sin lucha y que no haría falta una guerra «caliente». Fue así como el citado general publicó entre 1962 y 1964 una tesis en la Escuela Superior de Guerra de París, basándose en una parte de la teoría de Deulofeu. El libro donde publicó esta tesis recibió la consideración de texto de consulta en organismos como el Colegio de Defensa de la OTAN.
Durante su exilio y posteriormente, Deulofeu descubrió sobre el terreno que las primeras iglesias románicas están situadas en las tierras del Ampurdán y el Rosellón, contraviniendo las anteriores teorías académicas que situaban la cuna de este arte en la Lombardía y en el Sur de Francia. El románico corresponde al segundo ciclo, de plenitud, de la civilización europea occidental, culminando con las agujas góticas de la Catedral de Colonia (Köln). El primer ciclo, sin embargo, comenzó unos 1.700 años antes en las tierras del sudeste de la Península Ibérica, imitando el arte de la anterior cultura griega y fenicia.
Alexandre Deulofeu afirmó que los seres humanos tenemos la capacidad de alterar la inercia de los ciclos, una vez conocemos las leyes que según él gobiernan la historia. Esto nos permite prever y evitar las posibles guerras que se pueden producir, convirtiendo las idas y venidas de los imperios y las civilizaciones, hasta ahora violentas, en pacíficas.
La ciclicidad de su teoría se demuestra en su vida, cuando en el año 1978, poco antes de morir, reedita de nuevo su primer libro «Catalunya i l’Europa futura», que se convierte también en el último. En este volumen aplica el caso catalán para toda la Humanidad, reivindicando una Confederación Mundial de naciones libres, con sus respectivas confederaciones continentales, como la que ha de ser, por ejemplo, la actual Unión Europea. Ésta es, pues, la culminación del proceso político planetario, que ha de finalizar con las guerras y opresiones entre naciones, y que nos ha de permitir seguir evolucionando conjuntamente.
Brauli Tamarit.