Sobre la vida y obra de Alexandre Deulofeu.
Después de mucho tiempo de reflexión, sólo la amable insistencia de Brauli Tamarit ha conseguido que me atreviera a escribir estos comentarios. Es cierto, por otra parte, que las estimulantes teorías de Deulofeu sobre la evolución cíclica de los imperios y civilizaciones y sobretodo su ejemplar, generosa y comprometida vida, animan a dar a conocer una personalidad tan completa.
Mis conocimientos de historia son muy limitados como para poder realizar de manera adecuada este trabajo, pero me ha resultado muy atractivo que, así como la mayoría de historiadores nos explican como creen que pasó y su visión de las causas, Deulofeu nos explica, de una manera matemática, como será el futuro pero no de forma determinista si no que, explicando el proceso, podamos intervenir para evitar las consecuencias destructoras que ya padecimos en los sucesos pasados.
Deulofeu nos explica que, en la historia, los imperios tienen una duración entre cinco y seis siglos y el paso inevitable de uno a otro se hace con guerras, muerte y destrucción, pero podemos conseguir con nuestra inteligencia, que el tránsito al próximo imperio pueda ser pacífico y democrático. Preveer la desintegración o el colapso de una nación poderosa —como ya predijo Deulofeu con la Unión Soviética— puede ahorrar muchas vidas y calamidades.
Hasta ahora estas teorías podían ser más o menos interesantes, pero a partir de la bomba atómica, si no hacemos estos cambios de manera sensata, podemos extinguirnos como especie humana. La acumulación de armamento atómico, químico y biológico, nos obliga a ser sumamente prudentes en los cambios sociales pues, como nos explican los expertos, el peligro de holocausto nuclear es cada día mayor.
Pero las teorías son sólo teorías y las bibliotecas están llenas de libros que hablan de cómo mejorar. Ya hace miles de años que se nos explica ese principio de sabiduría tan sensato e importante como poco practicado de «no hacer a los demás lo que no quieras que te hagan a ti». Es la práctica, la vida y no la teoría, lo que nos hace personas y en este sentido Deulofeu es un gran maestro.
No todos se ven obligados por las circunstancias, a escoger entre ser héroes o criminales, pero si te toca, se ve el verdadero valor de la persona. A Deulofeu le tocó ser alcalde accidental, de ideología republicana, de la ciudad de Figueres cuando el golpe faccioso del criminal Franco. Utilizó su poder para salvar vidas amenazadas por ser de derechas. Ninguna teoría justifica una matanza, y la justicia y la venganza son incompatibles. Arriesgó su vida para defender las de los demás y aquí se ve su enorme talla moral. Quien salva una vida, salva la humanidad, como dice el proverbio. Deulofeu no sólo nos explica el origen del románico en Catalunya y el futuro que nos espera sino que además nos dio un magnífico ejemplo de vida. Por eso es muy necesario darlo a conocer.
Un abrazo muy fuerte,
Pepe Beúnza. Objetor de conciencia en 1971.
Caldes de Montbui, Miércoles, 29 de Julio del 2009.