¿Cuál es la utilidad de la matemática de la historia?
Joaquim Miquel.
Esta pregunta que de entrada puede parecer trivial tiene en mi opinión una importancia capital. Su respuesta, aunque según se mire puede parecer simple, tiene una gran trascendencia y nos debería ayudar a situarla en el lugar que le toca. En definitiva se trata de saber qué podemos esperar de ella, qué conocimientos nos aporta, y también muy importante ser conscientes de cuáles son sus límites.
Todas las teorías sociales que nos han ayudado ha entender cómo funcionan las sociedades humanas, tarde o temprano han empujado a sus autores a decir que es lo que debería hacer para cambiar el destino de las sociedades que han analizado. Esto que de entrada puede parecer una finalidad muy noble, conlleva unos riesgos muy grandes en diversos ámbitos. Primero, aunque un buen diagnóstico es esencial para solucionar cualquier problema, el crédito que un autor haya podido obtener como resultado de su análisis no proporciona ninguna garantía sobre las medidas que pueda propugnar para solucionar el problema analizado. En segundo lugar, si las medidas propugnadas deben ser seguidas por el resto de individuos nos encontramos con el problema de cómo aplicarlas. Obligar a los demás a hacer determinadas cosas, aunque estas sean muy loables, es entrar en un terreno muy peligroso y en mi opinión totalmente equivocado. El riesgo de que el remedio sea peor que la enfermedad es muy alto.
Situados en este contexto, que es pues, lo que podemos esperar de la matemática de la historia. Empezaré por delimitar su ámbito diciendo algo que puede parecer contradictoria consigo misma, pero que intentaré razonar que no lo es. Con la matemática de la historia no podemos saber los hechos puntuales y concretos que se irán aconteciendo en el futuro. Lo que sí nos dice, es donde nos encontraremos en el futuro si seguimos caminando en una dirección. Para decirlo llanamente, las piedras del camino y los tropiezos que podamos tener no son objeto de la teoría. Lo que sí es su objetivo es informarnos en cada momento donde nos encontramos y en qué lugar nos encontraremos después de un cierto tiempo si continuamos en la misma dirección. La matemática de la historia es una teoría social, sus predicciones se hacen sobre la estructura social que configura las sociedades, no sobre los individuos y los hechos puntuales, aunque estos últimos en conjunto se avienen con la estructura social en la que se inscriben.
Haciendo otro símil con el tiempo, podríamos decir que la matemática de la historia es útil para saber en qué estación del año estamos. No podemos predecir la temperatura concreta que hará un determinado día, pero sí en el hemisferio norte las probabilidades de que un día de enero haga frío son mucho mayores que un día del mes de junio. Por lo tanto si tuviéramos que hacer una recomendación a alguna persona que se ha de vestir le diríamos que se abrigue en enero y que se ponga manga corta en junio. Se podría dar el caso de que excepcionalmente algún día nuestro consejo le hiciera pasar calor en enero o fresquito en junio, pero con toda seguridad para la mayoría de los días nuestra recomendación sería adecuada.
Es en este contexto que la obra de Deulofeu toma todo su sentido. Analiza las estructuras sociales y cómo van evolucionando a lo largo del tiempo. Sus predicciones son colectivas no individuales. Los procesos que se dan es lo que tenemos que ver como el más destacado de su teoría. Sin duda, tal vez habría que actualizar su lenguaje para reescribir su teoría con un lenguaje más moderno. Pero también sería recomendable que los científicos sociales situaran su obra en estas coordenadas que hemos intentado dibujar en este artículo.
Por último no quiero terminar sin decir algo respecto a las recomendaciones que hace Deulofeu para salir de la dinámica que nos ha llevado hasta ahora a resolver nuestros conflictos mediante la violencia y las guerras. Su razonamiento claro, si conocemos la ley que nos determina quizás no la podremos cambiar pero al menos podemos intentar que las transiciones que se produzcan se den de forma pacífica. Es un reto difícil, no nos engañemos. En cierto modo, puede que no nos queda otra que intentar hacer cuidados paliativos como se hace con las enfermedades para las que no se ha encontrado un remedio. ¡Ojalá algún día encontremos la solución! De momento pero, lo que nos hace falta es seguir aprendiendo e investigando cómo funcionan y se desarrollan las sociedades humanas. Vayamos por partes…
Joaquín Miguel, enero 2014.
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