Alexandre Deulofeu (1903-1978) afirmó que todos los pueblos de la tierra viven dentro de culturas que pasan por fases alternadas, primero de fragmentación y después de unificación. La verdadera nueva creación artística, filosófica y científica se produce durante las fases de fragmentación, y durante las fases de unificación no hay una verdadera nueva creación, pero se distribuye esta creación por todo el territorio afectado por aquella cultura.
También dijo que los imperios tienen una duración limitada de cinco siglos y medio aproximadamente.
Esto quiere decir que una y otra etapa de las culturas son necesarias para el desarrollo de la Humanidad. También quiere decir que las estructuras políticas de las naciones son cambiantes, y que las guerras suelen producirse debido a la resistencia a estos cambios.
Deulofeu afirmaba que es necesario que los ciclos de los imperios y de las civilizaciones pasen de producirse de forma violenta a hacerlo de forma pacífica, y la mejor forma de hacerlo es mediante la Confederación mundial de pueblos libres.
La Confederación mundial de pueblos libres consiste en una pirámide política planetaria donde, en la base, tenemos a los individuos, en un nivel más arriba las naciones, encima los continentes y en el vértice superior el mundo entero. Es la culminación del proceso político de la Humanidad que vive en nuestro planeta.
Todo individuo es representado dentro de su nación, toda nación es representada dentro de su continente y todo continente está representado dentro del mundo entero. No hay ningún individuo por encima de otro, ni una nación por encima de otra, ni un continente por encima de otro, sino individuos, naciones y continentes más o menos evolucionados los unos respecto a los otros.
La Unión Europea puede convertirse algún día en una verdadera confederación continental de pueblos libres, si todas sus naciones, sin excepción, están representadas. Cada una puede aportar al conjunto, con voz propia, sus soluciones originales al conjunto de naciones de Europa. Una justicia europea puede dirimir los conflictos entre naciones, de la misma forma que la justicia de cada nación dirime los conflictos entre individuos.
Dentro de una confederación continental de pueblos libres, los cambios internos en las fronteras administrativas no afectan al buen funcionamiento del conjunto, sino al contrario. Al ritmo lento de los ciclos de los imperios y de las civilizaciones, en algunas ocasiones se producirán uniones locales, en otras separaciones locales, dependiendo la decisión de los individuos que forman parte de la comunidad que ha de tomar la decisión de unirse o separarse.
No sólo tiene que ser el continente europeo que ha de organizarse de esta forma, también el resto de continentes, bajo la forma de confederaciones que tienen un tamaño ajustado como para que todas las naciones que conviven en ellos queden representadas en los órganos comunes de decisión.
Los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad entre individuos, son completados por los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad de las naciones y también de los continentes, alejando de naciones y continentes las guerras y las intervenciones arbitrarias procedentes del exterior. Todas las naciones tienen su libertad respecto al dominio de las otras, todas las naciones son igualmente representadas dentro de los órganos comunes de decisión, todas las naciones se ayudan fraternalmente en lo que cada otra nación necesita y participan fraternalmente dentro del proyecto político común.
Este objetivo supone que todas las energías humanas que se habían empleado para hacer la guerra unos individuos contra otros, unas naciones contra otras, y unos continentes contra otros, se destinan para hacer evolucionar la Humanidad dentro de todos los ámbitos de la su actividad, con el debido respeto hacia la Naturaleza de la que esta Humanidad depende.
Es una hipótesis de trabajo, pendiente de demostrar públicamente, que el día que desterremos las guerras y logremos este objetivo de la Confederación mundial de pueblos libres, nos daremos cuenta que la pirámide no termina en los limitados confines de nuestro planeta, sino que seremos merecedores de participar en una estructura política que supera las fronteras del espacio.
Quizá por eso los antiguos nos señalaban el camino mediante unas pirámides de piedra que aún ahora somos incapaces de reproducir. Es quizás por eso que la pirámide política planetaria es nuestra puerta a las estrellas.
Brauli Tamarit Tamarit.
Martes, 14 de Enero de 2014.