La cultura europea a Catalunya.

El farmacéutico y químico (y violinista) ampurdanés Alexandre Deulofeu comenzó, en los años 1930, una investigación sobre las relaciones históricas entre la cultura catalana y la cultura europea. El primer libro que publicó fue prologado por el historiador y político Antoni Rovira i Virgili. En el exilio, iniciado en 1939, conectó en Montpeller con el filósofo y erudito Francesc Pujols. Su visión global de la historia de la humanidad entendida como la historia de los grandes ciclos de las diversas civilizaciones se comenzó a publicar en 1951. Hasta 25 años más tarde, no salió de la imprenta Hostench de Barcelona un título clave: Catalunya, mare de la cultura europea (Cataluña, madre de la cultura europea, Figueras, Editorial Emporitana, 1976). Deulofeu combina la investigación positivista con las hipótesis fuertes y explícitas. Y saca consecuencias. Según Deulofeu, en la Cataluña pirenaica del año 800, como en la Creta del 2.700 a. De C., se origina una nueva cultura, un nuevo gran ciclo histórico que tendrá, como todos los ciclos, unos 1.700 años de duración: hasta el 2.500. Una cultura que, a partir de la revolución del año 1.000, se fue extendiendo por toda la Europa occidental, hasta los confines del mundo eslavo. Esta nueva cultura incluye: la literatura (los primeros trovadores, el origen de la lírica europea), la construcción (el románico catalán y, más tarde, el gótico catalán, que llega hasta Wells, Inglaterra; Osnabruck, Alemania; Murano, Italia, y Évora, Portugal), la ciencia (Ramon Llull, Arnau de Vilanova), la música (la Escuela de Ripoll, con una notación musical que se difunde).

Solamente haría falta añadirle, la cartografía marítima, el código internacional de navegación, los primeros bancos públicos, los primeros parlamentos, la primera novela moderna…

Francesc Roca es profesor de economía de la UB.

Portada del libro.

Este apartado tiene la colaboración de la Asociación Conèixer Catalunya.