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Y Cataluña parió a Europa.

Y Cataluña parió a Europa.

La Mira. Logotipo.La Mira. Martes, 28 de Mayo de 2019.

Y Cataluña parió a Europa.

Los europeos relacionamos nuestra existencia con la antigua Grecia pero las raíces del Viejo Continente, los catalanes, las tenemos a tocar. Cómo afirma Alexandre Deulofeu, padre de la Matemática de la Historia, el románico catalán es el auténtico germen de Europa.

Por David de Montserrat.

Sant Pere de Rodes, el primer gran templo de finales del siglo IX con vuelta de cañón, provoca un auténtico terremoto arquitectónico con réplicas continuadas que se escuchan hasta el norte de Alemania. (Fotografías de Jordi Borràs).Sant Pere de Rodes, el primer gran templo de finales del siglo IX con vuelta de cañón, provoca un auténtico terremoto arquitectónico con réplicas continuadas que se escuchan hasta el norte de Alemania. (Fotografías de Jordi Borràs).

Berlín, 3 de Octubre de 2090. Estamos a finales del siglo XXI. Miles de personas se concentran ante el Reichstag para conmemorar el centenario de la reunificación de Alemania. De la cúpula vidriada, fruto de la remodelación de Sir Norman Foster en 1993, salen unas luces láser que van dibujando las banderas de todos los territorios europeos tutelados por Berlín. Un mapping proyectado sobre la fachada de finales del siglo XIX, tercamente neorenacentista, inicia un espectáculo de luz y sonido extraordinario. Lo primero que se ve es el monasterio catalán de Sant Pere de Rodes. El público no acaba de identificarlo pero el espectáculo impresiona y el imperio alemán vive lleno de gozo inmerso en la fase de dominio de Europa occidental. Los aplausos y las expresiones de admiración son atronadores.

En pleno Tercer Reich, 157 años antes, el dictador Hitler había tenido un sueño de grandeza. Bien, uno más: hacer de Berlín una ciudad absolutamente monumental que superara de largo otras capitales imperiales como Londres, Viena, París o Roma. Una obsesión añadida. El Führer admiraba el estilo neoclasicista de Múnich. Quería replicarlo en la capital alemana y por eso encargó un gran proyecto al arquitecto Albert Speer con un elemento que destacaba por encima de todos: el pabellón del pueblo, el Volkshalle o la Große Halle, la gran cúpula de 320 metros de altura a tocar del Reichstag, inspirada en el Panteón de Roma, justamente donde hay la actual sede de la Cancillería Federal. El proyecto mastodóntico de Hitler, el Welthauptstadt Germania no se acabó haciendo. No tocaba. La historia no le dio permiso.

La ermita de Santa Helena de Rodes, en el antiguo pueblo de la Santa Creu, punto indispensable para los primeros pelegrinos en Sant Pere de Rodes, cuna del arte románico.La ermita de Santa Helena de Rodes, en el antiguo pueblo de la Santa Creu, punto indispensable para los primeros pelegrinos en Sant Pere de Rodes, cuna del arte románico.

El mapping se apaga y un haz de luz ilumina la tarima desde donde la cancillera, Ulrike Schumacher, toma la palabra: «Queridos compatriotas, es hora que empecemos a buscar las raíces de Europa y no están en Grecia sino en Cataluña». La cancillera no hace más que seguir los gestos del recientemente nombrado Papa Silvestre IV, hijo de Occitania, que recogiendo el legado del también occitano y formato en Cataluña Gerbert de Orlhac, Silvestre II (999-1003), y en cuanto que obispo de Roma y sucesor de San Pedro, ha fijado el 29 de junio del día de su santoral de este 2090 como primera visita anual e insoslayable de su papado en San Pedro de Rodes, recorriendo a pie el último medio kilómetro desde la ermita de Santa Helena de Rodes.

¿Fabulación? ¿Majadería? ¿Previsión osada? No importa, es un simple juego imaginario que, independientemente de que se haga realidad de una u otra manera, sí que tiene una explicación. Y quien la tiene es Alexandre Deulofeu y su teoría de la Matemática de la Historia. La figura de Alexandre Deulofeu se ha ido recuperando poco a poco y empieza a ser conocida por cada vez más gente que descubre la Matemática de la Historia, especialmente en la vertiente que afecta a los cambios geopolíticos mundiales, quizás la más llamativa, inmediata y espectacular, si se quiere decir así, tanto por la exactitud del cumplimiento de las previsiones hechas hasta ahora, como por la sorpresa que provocan las que todavía hay previstas. La más próxima, la desaparición definitiva del que resto de imperio español en 2029.

Pero a menudo se olvida otra de sus grandes aportaciones. La seguridad con la cual Deulofeu afirma literalmente que «Cataluña es la madre de la cultura europea» o la cuna de la cultura occidental merece una atención. Y la merece también porque no sólo nos explica a nosotros, los catalanes, sino también a las culturas precedentes que han dinamizado la historia con mayúsculas de buena parte de la Humanidad.

Se podría decir que, está claro, que qué tiene que decir un ampurdanés pagado del orgullo de la tierra natal. Es lógico pensarlo, pero lo primero en sacar trascendencia al ego de lo propio sería el mismo Alexandre Deulofeu. «Que sea Cataluña y más concretamente el Pirineo más oriental a caballo del Ampurdán y el Rosellón la auténtica cuna de la cultura occidental es lo de menos. En el pasado y en el futuro otras cunas de otras civilizaciones han sido y estarán bien lejos de nuestro hogar. Lo que realmente tiene trascendencia es todo aquello que ha implicado, implica e implicará», explica el historiador y nieto de Alexandre Deulofeu, Juli Gutiérrez Deulofeu, desde la masía Deulofeu de Ordis, donde lleva 30 años profundizando y divulgando la obra magna de su abuelo.

El monasterio de Sant Quirze de Colera, dentro de la corona de manifestaciones arquitectónicas de la cercanía de Sant Pere de Rodes, también es un referente del románico más primitivo.El monasterio de Sant Quirze de Colera, dentro de la corona de manifestaciones arquitectónicas de la cercanía de Sant Pere de Rodes, también es un referente del románico más primitivo.

Rebobinemos hasta finales del siglo IX. Lleguemos hasta la Albera, allá donde los Pirineos se enlanguecen a pocos kilómetros del Cabo de Creus, cuando al atardecer del primer milenio el monasterio de Sant Pere de Rodes se erige en la primera gran construcción donde el arte románico se define con una vuelta de cañón elevada. El hombre cristiano necesita establecer una relación con Dios tan directa como sea posible. Ya no queda nada más que la esperanza, lo último que se pierde ciertamente, después de siglos de caos y símbolos y referentes donde aferrarse para entender el nuevo mundo.

«Cada civilización es una manera de entender el mundo. Hay determinados momentos claramente pautados por los ciclos históricos como marca la Matemática de la Historia, ciclos de fragmentación geopolítica que dejan los pueblos huérfanos de referentes para entender el nuevo mundo que les aparece delante y tienen que buscar otros. Con la caída del imperio romano viene el caos, el desencanto y la desorientación. El espíritu anda perdido y está sediento de esperanza y abraza el cristianismo en el siglo IV y esto a la larga se tiene que manifestar de una nueva manera. Y no para lucir artísticamente sino por pura necesidad, después de cuatro siglos de expresiones ya agotadas que beben del mundo griego, bizantino y árabe, como pasa con las basílicas romanas de arcos y cubierta plana de madera, una situación que se alarga muy bien hasta la época de Carlomagno. Desde una perspectiva cultural cuando en la confluencia del Ampurdán y el Rosellón ya mira hacia adelante, Carlomagno, el llamado padre de Europa, en realidad no ha hecho más que mirar hacia atrás cuando hace construir la capilla Palaciega de inspiración bizantina en la Catedral de Aquisgrán», advierte Gutiérrez Deulofeu. Y aquí es cuando Sant Pere de Rodes, el primer gran templo de finales del siglo IX con vuelta de cañón, provoca un auténtico terremoto arquitectónico con réplicas continuadas que se escuchan hasta el norte de Alemania. La ola expansiva arquitectónica ilumina la nueva cultura occidental que se desarrollará en Europa hasta el cambio de siglo, del XVIII, al XIX, cuando ya no tiene nada más de nuevo a decir sino es repetirse una y otra vez sobre sí misma.

¿Pero como llega Alexandre Deulofeu a esta conclusión?

El farmacéutico de Figueres observa como en el planeta Tierra hay un centro creador cultural de donde emana todo en un determinado momento de la historia y como se va desplazando con el paso del tiempo indistintamente a este y oeste. Este centro creador sólo surge cuando se dan una serie de circunstancias de crisis política, social y espiritual. Así, en 5200 aC la civilización sumeria tiene su centro creador en el actual Irán, pero muchos años más tarde este ya se ha desplazado hacia occidente, en Sumer (Iraq). Y el tercero todavía más hacia Occidente, concretamente en Caldea (Iraq). Y lo mismo sucede con la cultura clásica cuando la cuna del primer ciclo, la cultura egea, se encuentra en Creta, después en Jonia y Eolia y finalmente en las islas Cíclades antes de llegar a la Grecia de tierra firme y hace el salto a la Península ibérica. Si, en cambio, observamos hacia Oriente desde el inicio de la civilización sumeria veremos como se crean sucesivamente la civilización india y china, por ejemplo.

Alexandre Deulofeu durante una visita al monasterio cisterciense de Poblet en la década de los 60 del siglo XX. (Foto del archivo de Alexandre Deulofeu).Alexandre Deulofeu durante una visita al monasterio cisterciense de Poblet en la década de los 60 del siglo XX. (Foto del archivo de Alexandre Deulofeu).

Contrariamente al dogma que asegura que el románico nace en Montecasino, en la región italiana del Lazio, Deulofeu demuestra que es en el monasterio ampurdanés de Sant Pere de Rodes donde este arte se concibe. No le mueve la fe religiosa sino la puramente histórica. De hecho, él ha entrado en polémica con religiosos de la época a través de la prensa ampurdanesa poniendo en entredicho la existencia de Dios, pero es un defensor encarnizado de la aportación cultural de la religión, aparte que sus relaciones con la iglesia siempre son buenas. El filósofo de la historia hace dos viajes a Italia en 1932 y 1933. En Montecasino, Deulofeu no encuentra nada de románico, sólo construcciones religiosas grecolatinas. Y continúa viajando hacia el norte. En la Toscana tampoco encuentra nada de nada hasta llegar al norte del país de la bota donde localiza iglesias románicas pero tardías –siglos XII y XIII– con la única excepción de San Ambrosio en Milán, de las postrimerías del siglo XI.

Alexandre Deulofeu, aprovechando su exilio en Francia entre 1939 y 1947 a causa de la Guerra Civil en cuanto que miembro de Esquerra Republicana de Cataluña y exalcalde accidental de Figueres, se dedica a visitar el románico de Occitania. Y ciertamente encuentra que cada vez es más antiguo, ya datado hacia el año 1050, a medida que se acerca al Pirineo. Aun así, dada su condición de exiliado, tendrá que esperar para poder comprobar qué hay en el otro lado, en su tierra natal. Cuando lo consigue sitúa el indicio más primigenio, siguiendo las fechas de consagración, en Sant Pere de Rodes (878), para continuar por multitud de ermitas y monasterios del país los siglos X y XI como por ejemplo Sant Quirze de Colera, Sant Genís de les Fonts, Santa Maria de Ripoll, Santa Maria d’Amer, Sant Esteve de Banyoles, Sant Benet del Bages, Sant Miquel de Cuixà, Sant Martí del Canigó, Santa Maria de Castelló y tantos y tantos otros y así sucesivamente.

Como si de un terremoto con epicentro en Sant Pere de Rodes se tratara, las réplicas arquitectónicas del románico se extienden por toda Europa occidental. (Imagen del archivo de Alexandre Deulofeu).Como si de un terremoto con epicentro en Sant Pere de Rodes se tratara, las réplicas arquitectónicas del románico se extienden por toda Europa occidental. (Imagen del archivo de Alexandre Deulofeu).

La buena nueva artística, este arte románico que según Deulofeu se tendría que decir «arte catalán», se fue expandiendo desde el Ampurdán a partir de la segunda mitad del siglo XI por el norte de la Península Ibérica hasta Galicia y atravesando los Pirineos, ya más allá de la Cataluña Norte, para llegar hasta el sur de Inglaterra, pasar por los Países Bajos y fenecer en el norte de Alemania. Concretamente el último vestigio románico lo encontramos en la catedral de San Miguel y Santa Maria de Hildesheim, en la Baja Sajonia, datada en la década 1010-1020 pero suele olvidarse que la cubierta es plana como una basílica cristiana primitiva. Nada que ver con la vuelta de cañón. «En resumen cuando en Cataluña se construye ya mirando hacia adelante, Alemania todavía mira hacia atrás», aclara Juli Gutiérrez.

Deulofeu, el «pintoresco» incomprendido.

Las aportaciones que Deulofeu hace sobre el verdadero origen del románico tienen prédica en los 60 y 70 del siglo pasado con multitud de conferencias con gran éxito de convocatoria y hasta cuatro libros dedicados a la cuestión: L’Empordà, bressol de l’art romànic (El Ampurdán, cuna del arte románico) (1961), Cataluña, origen de la pintura medieval (1963), L’Empordà-Rosselló, bressol de l’escultura romànica (El Ampurdán-Rosellón, cuna de la escultura románica) (1968), El monestir de Sant Pere de Roda. Importància, història i art (El monasterio de Sant Pere de Roda. Importancia, historia y arte) (1970) y Catalunya, mare de la cultura europea (Cataluña, madre de la cultura europea) (1977).

Deulofeu y un colaborador con su Peugeot 402 en uno de los muchos viajes que hacía yendo de camping en los 60 para corroborar su teoría sobre el románico catalán. (Foto del archivo de Alexandre Deulofeu).Deulofeu y un colaborador con su Peugeot 402 en uno de los muchos viajes que hacía yendo de camping en los 60 para corroborar su teoría sobre el románico catalán. (Foto del archivo de Alexandre Deulofeu).

Artur Llopis lo explica en un artículo de La Vanguardia Española (1968): «La fidelidad documental de Deulofeu es asombrosa. No deja nada al azar. No le basta leer documentos, cotejar pergaminos, consultar libros. Necesita ver, una cosa que incluso muchos famosos tratadistas en arte no habían hecho, al menos con tanto escrúpulo y meticulosidad. Antes de formar tesis, teorías, antes de apuntar opiniones, lo visita. Su coche va de extremo a extremo de España o de Francia en pos del románico como el cazador que va a la liebre; de Moissac a Cahors, de Sant Sernin de Toulouse a Vezelay, de Poitiers a Autun. Marcha al encuentro del románico de los países nórdicos, de Italia; recorre las costas asiáticas, Grecia…». Deulofeu era así, un inquieto incorregible que, con su muerte en 1978, cae en el olvido como explica su biografía titulada L’home que no llegia els diaris. (El hombre que no leía los diarios).

Todavía es el día que alguna autoridad en historia del arte haya rebatido la tesis del farmacéutico de Figueres, el filósofo de la historia, a quien nunca se le ha perdonado en casa nuestra que metiera la nariz en cuestiones como las que nos ocupa. Esta situación, a Deulofeu, le amargaba. «Nadie comenta ni refuta por escrito mi tesis, y pasa lo peor que puede pasar a toda innovación, es decir, la guerra del silencio. Como dice mi amigo Dalí: «Lo que hace falta es que se hable aunque se hable bien»», lamentaba él mismo. El mítico pintor surrealista, por cierto, era un admirador confeso de la obra de Deulofeu. Pero el equipo de apóstoles del historiador oficial de Cataluña, Jaume Vicens Vives, cargan en la revista Índice Histórico Español contra las reflexiones románicas de Deulofeu que la tildan de «pintorescas teorías» pero sin argumentar que es lo que maldecía del todo. Por su parte, el escritor Josep Pla en Escritos ampurdaneses (1977) dice: «El señor Deulofeu es el autor de La Matemática de la Historia y de Cuna del arte románico, que, naturalmente, es, en el libro, el Ampurdán. No hay ni matemática ni cuna. Todo es un bluf, presentado, eso sí, con una bondad que a menudo en el Ampurdán es una forma de la astucia más elemental».

Quien no creía que fuera un bluf era el Vaticano. Un año antes de que Josep Pla ninguneara Deulofeu el Prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana pide, en una carta del 28 de Marzo de 1976, ejemplares «de tan preciosas publicaciones que la Biblioteca no posee». Cómo decíamos, en Cataluña nadie ratifica la visión de Alexandre Deulofeu –de hecho, si se visita Sant Pere de Rodes la Generalitat de Cataluña no hace ni la más mínima mención en la información turística–, pero una lista de reputados medievalistas e historiadores del arte europeos, sobre todo franceses, han coincidido en corroborar el origen del románico en las comarcas de la Cataluña Vieja.

Alexandre Deulofeu, con un colaborador al lado de Sant Pere de Rodes, hizo documentar gráficamente todo el románico que pudo. (Foto del archivo de Alexandre Deulofeu).Alexandre Deulofeu, con un colaborador al lado de Sant Pere de Rodes, hizo documentar gráficamente todo el románico que pudo. (Foto del archivo de Alexandre Deulofeu).

Si Kant, Rembrandt y Bach supieran…

Pero más allá de las aportaciones arquitectónicas, después florece una oleada cultural creadora innovadora que hay que ubicar bien en la línea del tiempo para entender su sentido. En toda civilización se dan tres ciclos consecutivos de 1.700 años, 5.100 años en total. Y dentro de estos 1.700 años de cada ciclo se incluyen dos más. Uno de aproximadamente 650 años, caracterizado por la fragmentación territorial, y un segundo de 1.050 años de unificación territorial. En este primer tramo de seis siglos y medio es cuando nacen las culturas en pueblos creadores, mientras que en el segundo de diez siglos y medio de duración, nacen los imperios por obra de los pueblos dominadores. «Al final, la historia es una dialéctica constante, un tipo de danza entre los pueblos creadores y dominadores, como los definió mi abuelo, y no se puede desatar la historia de la cultura de la dinámica geopolítica», apunta el nieto.

Llegados a este punto hay que fijar la atención en las características de las culturas de cada ciclo. En el primer ciclo de 1.700 años la nueva cultura se basa en culturas anteriores, en el segundo es cuando estalla su creatividad e innovación en cualquier expresión y en el tercero no hace más que, inspirándose en el segundo ciclo, repetir referentes y reinterpretarlos sin aportar nada de nuevo. Si vayamos al caso que nos ocupa la civilización occidental nace el 900 aC y no morirá hasta el 4200 dC, es decir 5.100 años. El primer ciclo de 1.700 años (900 aC – 800 dC), tiene un primer periodo, como decíamos, de seis siglos y medio de fragmentación territorial y el pueblo creador es el ibérico (900 aC – 250 aC) pero que genera una cultura basada en referentes griegos. Después vienen diez siglos y medio (250 aC – 800 dC) de unificación territorial con protagonismo del imperio visigótico y comienza la segunda etapa de la civilización de 1.700 años. En este segundo ciclo (800 dC – 2500 dC) surge el espíritu cultural realmente innovador y original a partir el románico catalán de San Pere de Rodes, y los seis siglos y medio nos llevan hasta el año 1450 aproximadamente. En el tercero (2500 dC – 4200 dC), ya se construirá, como decíamos, con un marco de referencia sin capacidad creadora innovadora y sólo se repetirá en base a los referentes del segundo ciclo. Europa occidental pues, en la configuración de su esencia, se dibuja según la Matemática de la Historia de Alexandre Deulofeu, como una carrera de relevos donde desde Cataluña, el resto de pueblos europeos van colaborando y aportando hasta construirla del todo desde una perspectiva cultural y espiritual. «Los europeos occidentales somos descendentes de los Pirineos más orientales y cada cual va poniendo su grano de arena», concluye el nieto de Alexandre Deulofeu, sin dudar.

Abramos el zoom y recordemos las aportaciones de base a la conformación de la cultura europea occidental como las biblias –empezando por la Biblia de Sant Pere de Rodes y actualmente en la Biblioteca Nacional de Francia– surgidas del scriptorium de Santa Maria de Ripoll (X-XII), el gran centro cultural que era el monasterio de San Miquel de Cuixà, las Asambleas de Paz y Tregua (XI), el Tapiz de la Creación (XI-XII), una pieza única del textil románico, el Libro de Sent Soví (XIV), uno de los recetarios más influyentes del ámbito culinario europeo, el Ars de Ramon Llull (s.XIII-XIV) o el Libro Rojo de Montserrat (XIV), un testimonio único de danza religiosa en el Viejo Continente, para poner sólo algunos ejemplos. Nuevamente hay que recordar Salvador Dalí, que lo tenía muy claro. En el mítico programa de entrevistas A fondo de Joaquín Soler Serrano en Televisión Española suelta: «Estamos ante un renacimiento catalán basado en la metafísica de Ramon Llull». Juli Gutiérrez Deulofeu explica que «las comidas en Can la Teta del Hotel Duran de Figueres hacían su efecto. En Ca la Teta acontecía el consultorio de Deulofeu y allí él respondía a las obsesiones dalinianas».

Sant Nicolau d'Ordis (s. XII) es una de las muchas ermitas románicas que se esparcen por la llanura ampurdanesa antes de atravesar toda Cataluña en dirección al norte de la Península Ibérica.Sant Nicolau d’Ordis (s. XII) es una de las muchas ermitas románicas que se esparcen por la llanura ampurdanesa antes de atravesar toda Cataluña en dirección al norte de la Península Ibérica.

Y es que hay que tener presentes los nombres propios de este centro creador catalán: los primeros promotores del románico, como el abad Garí (X) o el monje Selva, los primeros escultores como el Mestre de Cabestany (XII) o Ramon de Bianya (XIII), los primeros trovadores como Ot de Montcada (XIII-XIV), teólogos como el guía moral de la cristiandad Ramon de Penyafort (XII-XIII), Ramon Martí (XIII) o representantes de otras disciplinas como la filosofía con el citado Ramon Llull (XIII-XIV), gran referente también de la ciencia como lo es Arnau de Vilanova (XIII-XIV). Justamente es Llull quién, en la transición que empieza a mezclar Dios y el hombre como medida de todo, pasa el testimonio a Ramon Sibiuda (XIV-XV) quién, desde Occitania, hará el mismo hacia Descartes y éste hacia Kant y Hegel, entre otros nombres célebres del racionalismo. Si los europeos pensamos ergo existimos, también es pues, gracias a este foco creador catalán.

Pero veamos qué pasa con la música. De los primeros trovadores catalanes y occitanos, pasamos el relevo a los trouvères del norte de Francia y más tarde en la cuenca alemana del Rin con los meistersingers que acaba su evolución y tiene como punto culminando el esplendor de Bach, Haendel, Haydn, Mozart o Beethoven.

Del mismo modo en la pintura, según Alexandre Deulofeu, la ciruela la pone toda la escuela flamenca con el holandés Rembrandt, por ejemplo, pero siempre entendiendo que su origen se encuentra en las pinturas románicas catalanas. ¿Qué quiere decir todo esto, que después de Bach, Mozart o Beethoven, por ejemplo, ya no hay más música que merezca la pena? «De ninguna forma, no se trata de decir que, por ejemplo Wagner y a posteriori no vale nada. Simplemente ya no aportan nada de nuevo y recargan sus obras como le pasa a Dalí, por ejemplo, y Deulofeu se lo decía a la cara sin ningún problema. Hacen cosas memorables para mucha gente, pero siempre insistiendo en los mismos patrones y pasa en la música, la pintura, la escultura… Todo lo que se tenía que aportar de nuevo, la innovación en cualquier campo en la civilización occidental se da entre el año 800 y el 1450, aproximadamente», asegura Gutiérrez Deulofeu, que recuerda que «es cuando empieza el citado periodo de unificación territorial de 10 siglos y medio cuando nacen los imperios empezando por el español que se construye a partir de la boda de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón el 1469 y con la unificación de los reinos 10 años más tarde. Después vendrían los imperios francés, británico, alemán…».

Alexandre Deulofeu en plena prédica artística en un enclave románico en la década de los años 60. (Foto del archivo de Alexandre Deulofeu).Alexandre Deulofeu en plena prédica artística en un enclave románico en la década de los años 60. (Foto del archivo de Alexandre Deulofeu).

El arte catalán, inspiración de futuro.

Pero durante siglos y todavía ahora en nuestra época contemporánea ha habido una ceguera inconsciente, denuncia Gutiérrez Deulofeu, a la vez de intentar construir una arquitectura con un origen clásico que ya no tiene ninguna justificación. «Hacer el Teatro Nacional de Cataluña como una evocación de la antigua Grecia es absurdo», apunta el defensor del legado deulofeuliano, para quién «es igual si es guapo o feo, la estética no es el debate, sino el sentido del estilo. El Teatro Nacional de Cataluña, en todo caso, tendría que haberse inspirado en el arte románico catalán. Petrarca hizo mucho mal obsesionado como estaba con la antigua Roma y la antigua Grecia. Todo lo que surge del Renacimiento no quiere decir que no tenga un valor estético, de hecho hay millones de admiradores de todo el universo renacentista y el gusto por una cosa es totalmente arbitrario, pero su sentido se perdía en el espejo griego y romano cuando donde tendrían que haber mirado el Leonardo da Vinci, Miquel Àngel i Rafael de turno es en el foco del románico catalán y toda su evolución en toda Europa occidental». La contundencia del nieto de Alexandre Deulofeu también le sirve para defender enconadamente a la Edad Media como un periodo de pura luz cuando siempre se ha vendido como una época de oscuridad. Una visión, por cierto, que cuanto más años pasan más apoyo recibe por parte de la comunidad científica.

¿Y que implica ahora en pleno siglo XXI esté hecho para un país como Cataluña si estamos hablando de tantos siglos atrás? Según Juli Gutiérrez «nos abocamos a una Europa occidental dominada por Alemania que como todo imperio tiene una duración media de 550 años y ahora ya se encuentra en fase de dominio conservador que durará aproximadamente hasta el 2200, es decir, un dominio pacífico si no es molestado, pero dominio finalmente. Y como siempre ha pasado, cuando busque las raíces de Europa occidental, las encontrará en Cataluña y esta influencia se alargará en el tercer ciclo de la civilización occidental, los 1700 años, 17 siglos a contar desde el fin del segundo, es decir entre el año 2500 dC y el 4200 dC, momento en el cual nuestra civilización desaparecerá como han desaparecido otras en el pasado.» Ley de vida, nunca más bien dicho. Parece que donde siempre hemos observado un caos caprichoso en realidad impera una armonía perfecta que no hemos sabido ver. La historia no es un juego de hipocresías aunque lo pueda parecer, habría que concluir.

¿Cataluña será realmente en el futuro un referente cultural para Europa occidental, del mismo modo que todavía lo son para nosotros, quizás ya de manera sobrepasada, los vestigios de la Antigua Grecia? ¿Será evidente que no hay nada más europeo que haber nacido catalán y, si no es el caso, honorar Cataluña como la madre que parió a Europa? Alemania quizás nos mirará pero nosotros ya no lo veremos. Los catalanes del futuro tendrán que estar atentos para ratificar una vez más las palabras del gran loador de Alexandre Deulofeu, el filósofo Francesc Pujols, cuando decía que «el pensamiento catalán rebrota siempre y sobrevive a sus ilusos enterradores». Esta frase, qué casualidad, está grabada en el monumento que Pujols tiene dedicado ante el museo Dalí de Figueres. El reloj de la historia marca el compás. Tic-tac-tic-tac…

Publicado el 28 de Mayo de 2019.

David de Montserrat.

David de Montserrat. Colaborador de La Mira.Colaborador de La Mira.

Enlace del artículo original en catalán:

https://www.lamira.cat/histories/1185/i-catalunya-va-parir-europa