Avui. Viernes, 10 de Marzo del 2000. Cultura y espectáculos. Página 44.
Francesc Roca reúne las grandes visiones globales sobre el país.
Ignasi Aragay. Barcelona.
Francesc Roca ha reunido en un libro, concebido como guía de la sociedad catalana contemporánea, 82 teorías formuladas en el siglo XX con la idea de explicar el país: qué es y cómo funciona.
Estas visiones de conjunto analíticas, hechas con ideas y conceptos, han surgido de una búsqueda bibliográfica paciente y son fruto de la selección del autor. Francesc Roca, historiador de la economía, ha cogido las de más atractivo intelectual –«al margen de su repercusión y aplicación»–, las ha ordenado y sistematizado, y las presenta en una obra de referencia, Teories de Catalunya (Teorías de Cataluña, Pòrtic), libro dotado de seis índices y de un amplio despliegue de elementos de consulta.
Al margen de la selección, el texto no contiene ninguna valoración, ranquing o conclusiones. «Me costaría mucho apuntar cuales han sido las ideas fuerza para definir la Cataluña del siglo XX», reconoce Roca. Esto no obstante, el estudioso se aventura a destacar hechos como la diversidad de modelos en que se han inspirado los estudiosos sociales catalanes a la hora de ensayar teorías globales sobre el país. Y apunta una aparente peculiaridad: «A pesar de la escasez de recursos naturales y la baja natalidad, y a pesar de la hostilidad bastante constante del Estado español, en estos 100 años Cataluña se ha dedicado a crear puestos de trabajo, de aquí el fenómeno de la inmigración, el cual, paradójicamente, ha sido paralelo a una importante emigración hacia América en diferentes etapas».
Crear puestos de trabajo.
¿Pero a qué responde esta capacidad de dar trabajo? Bien, el autor cita una formulación publicada en 1956 en Buenos Aires por Manuel Serra i Moret, que apelaba a la iniciativa individual del pueblo catalán, sobretodo de los obreros y técnicos medios, para tirar adelante pequeñas empresas y negocios de todo tipo.
La de Serra i Moret es una entre las muchas ideas que pueblan las más de 600 páginas del libro, un volumen donde aparecen las visiones clásicas de autores como Vicens Vives, Pierre Vilar, Joan Fuster, Ferrater Mora y Josep Trueta, al lado de otras aportaciones menos conocidas, caso de las de Carles Pi i Sunyer, Nicolau M. Rubió i Tudurí, Antoni Rovira i Virgili, Lluís Nicolau d’Olwer, Alexandre Deulofeu, Jaume Miravitlles, Trias Fargas y un largo etcétera.
También hay autores con documentos interesantes que han sido prácticamente ignorados, entre los cuales sobresalen los extranjeros Edgar Allison Peers, John Langdon-Davies y Sergio Salvi y Georges Dwelshauvers. Éste último, psicólogo experimental belga expulsado de Cataluña por la dictadura de Primo de Rivera en 1923, publicó en París una presentación global de la nación catalana que ponía el acento en la actividad científica –incluyendo la filosofía–, la economía y los aspectos institucionales y administrativos.
«Naturalmente, hay más autores que teorías, ya que muchos apuntan explicaciones similares», precisa Francesc Roca.
Ofrecemos aquí una pequeña muestra, a partir del libro de Francesc Roca, de algunas aportaciones poco conocidas de autores que han pensado sobre el país.
Víctor Alba: Desde México, en 1958 proponía un nuevo modelo de progreso aplicable a Cataluña, un país, decía, «que podría progresar rápidamente» si aplicaba un «capitalismo Experimental» diferente del liberal y individualista norteamericano y del de Estado de la URSS. Para conseguirlo afirmaba la necesidad de «crear una burguesía nueva».
Josep Conangla: Es uno de los catalanes de América que, a través de sus escritos, ya en la segunda década del siglo, cuando era inimaginable Internet, se avanzó en la idea de crear una especie de «nación virtual» catalana sin territorio, formada por ciudadanos con diferentes pasaportes pero unidos por la revolución de los transportes y las comunicaciones, el correo exprés y la enseñanza a distancia.
Gabriel Alomar: Una poco en la misma línea, Alomar argumentó en 1935 sobre la sociedad catalana como «una inmensa ciudad esparcida». Escribía que «las formas intensas de la civilización actual, las comunicaciones rapidísimas que han reducido el mapa, la facilidad de los viajes, la radio, el nuevo sentido del paisaje como ambiente ciudadano, acercan los unos a los otros los fermentos de la vida de un país, y hacen una sola inmensa ciudad esparcida».
Joan Oliver: A partir de la teoría de Modest Parera, escrita en Chile en 1946, que la nación no tiene que ver con la tierra o las vicisitudes políticas, sino con la economía, la producción y la cultura, el poeta Joan Oliver, Pere Quart, propuso la utopía, en forma de ficción literaria, de promover una permuta –un cambio de territorio– entre los pueblos uruguayo y catalán.
Eduard Barba: Siguiendo la idea de James Burnham, que la sociedad la rigen los mánagers o tecnócratas, Barba escribió una obra publicada en México en 1948 en que analizaba la historia de Cataluña a partir de los cambios técnicos y su trascendencia. Es una visión del país bien diferente de les tradicionales.
Alfons Boix Vallicrosa: Según este exiliado en México, el relativismo y el indeterminismo de la ciencia del siglo XX, sin convertirlos en dogmas, enlazan mejor con la manera de hacer de los catalanes que el mecanicismo de la ciencia clásica. Es decir, que Einstein nos sería más próximo que Newton.
Rodolf Llorens: Desde Caracas, donde se había exiliado, este filósofo escribió en 1974 un ensayo donde lanza la hipótesis de contraste entre el éxito personal de los miembros de la «sociedad de individuos» catalana y la falta de éxito, es decir, la escasa eficacia histórica, de la sociedad catalana tomada en su conjunto.
Daniel D. Montserrat: Este periodista, que había participado con Francesc Macià en los hechos de Prats de Molló, en 1932 publicó un libro de crítica al capitalismo donde remarcaba el retardo de la sociedad catalana, la cual, decía, todavía no había entrado en el ciclo MDP (Moderna, Dinámica y Capitalista).
John Langdon-Davies: Autor de cinco ensayos sobre Cataluña, es de los que pronto se apuntó a la idea que la democracia no es eficaz sin una opinión pública generada en las conversaciones. Sus libros y sus aproximaciones a la psicología catalana son fruto de muchas horas de tertulia al lado de personajes como Josep Pla.
Maria Pi i Ferrer: En los años 30, en la Barcelona republicana, esta intelectual definió las cinco perplejidades o puntos fuertes de tensión de la sociedad catalana. Las tensiones libertad-igualdad, igualdad-estímulo, humanidad-nacionalidad, razón-instinto y trabajo masculino-trabajo femenino.
Gonçal de Reparaz: Este geógrafo dio en 1928 una visión de Cataluña como pueblo mercantil y ambulante, a través del estudio de las longanizas de Osona, la producción de las cuales se basaba en los cerdos de raza Yorkshire, la maquinaria principalmente alemana, los intestinos importados de Chicago, la pimienta de Singapur y la sal de Cardona. Y explicaba que las longanizas se vendían en Cataluña, España –sobre todo Andalucía– y en tercer lugar en América.