Deulofeu Deulofeu.
Tres paràgrafs. Sábado, 11 de febrero de 2023.
Deulofeu Deulofeu.
Gerard Pujadas Serra.
Deulofeu siempre está y Deulofeu está siempre porque es vigente. Su nieto, el gran divulgador del maestro de cabecera, volvió el jueves al epicentro del mundo que es Figueres y volvió al Círculo Sport De Figueres para demostrar que él es nieto, pero sobre todo discípulo y continuador; porque la Matemática continúa siendo una herramienta indispensable.
Yo, que lo sigo desde hace un montón de años, no pensaba toparme con la conferencia que hizo Juli: consciente, lúcido, librepensador y con una fuerza descomunal que algunos atribuyen al hecho de que quizás se ha vuelto loco; pero en este país ya sabemos cómo funciona el sistema de estigmas.
El historiador del futuro cogió la Matemática y la puso al día. Con el respeto que se merece el pensamiento cuando la gente se toma las cosas seriamente, cogió a la Matemática con la potencia de alguien que sabe que puede unir los nuevos descubrimientos de la neurociencia –las podas sinápticas que los seres humanos sufrimos y nos definen a los 3 y a los 12 años– y la vida orgánica de las civilizaciones y los imperios, que también tienen procesos expansivos que coinciden plenamente con las teorías que la biología puede explicar a través de la evolución científica. Primera poda, primera expansión, segunda poda, segunda expansión. Dos momentos fundamentales.
Después de su inmersión en Argentina, cursando el máster, Juli venía a exponernos –con aquel aire de quien está hasta los pimientos que no lo quieran rebatir– que él continúa el trabajo de picapedrero. Habiendo dedicado la investigación en el mencionado país latinoamericano, Deulofeu nos deleitó con el resultado de su trabajo presentándonos la tesis de que Argentina, de buen principio, se tendría que haber dividido en tres estados, porque de allí yacen los problemas; y que sólo así dominará el sur del continente, de aquí a dos siglos y medio, sin derramar demasiada sangre. Porque nos encontramos ante el nacimiento de una nueva civilización a la cual le esperan los 5.100 años de vida correspondientes desde que el 1810 se independizó del Imperio Español.
Juli fue denso pero conciso. Fue técnico pero entendible y, sobre todo, fue firme en la libertad de cátedra que hoy tanto cojea. La exposición del estado que sufrimos los europeos, de las libertades individuales y políticas que va inoculando este club de estados mediocres –que hoy nos vende la libertad como un producto suyo–, no dejó indiferente a nadie. Porque estamos abajo de todo y no hay previsión de salir. Estamos abajo de todo de la curva y por ello la narcotización de la vida está programada por sistema; tanto, que incluso, además, nos gusta y la consumimos a placer.
La línea de los pueblos ibéricos está a punto de marcar el final de una fase imperial que se estrenó con los Reyes Católicos, y es lógico que estemos al final de un tiempo. Toda la estructura mundial, los cuerpos de todas partes, también se resienten. Un imperio no tiene un peso ligero. Una fase, que tiene que durar y no sólo, hasta la fecha señalada –2029– que no nos puede servir de excusa para dejar en manos del destino la más grande de nuestras mentiras, la que nos dice al oído que nosotros nos salvaremos, y que no formamos parte del imperio y que, como decía el amigo de Deulofeu, Pujols, cuando llegara el momento lo tendremos todo pagado por el simple hecho de ser catalanes. 2029, aquella fecha que los catalanes tenemos a menudo en el cerebro –y que esperamos como estúpidos mesiánicos–, apareció y continúa sirviendo a Deulofeu para cargarse a los procesistas y a los indigentes mentales que quieren destruir el pensamiento; y para cargar contra el novecentismo y los manipuladores de la Historia, que, presentes o no, cayeron al suelo como si fueran la reencarnación del alcalde Bassols.
Que el Imperio Español cae es evidente. La cantidad de propaganda que se tiene que invocar para no anunciar la deuda, los problemas estructurales, el autoritarismo latente, el retorno de las mentalidades de los tiempos más crudos del régimen; el paro, el envejecimiento o la cantidad de idiotas por metro cuadrado son la nota más aguda. Si somos sinceros con nosotros mismos, nadie negará que todo esto lo sabemos. Pocos los que algo hacemos. Muchos los que aman tanto la jaula que el deporte nacional ha acontecido poner el cerebro podrido en el fregadero. El 2029 no nos asegura la independencia de nada. Antes al contrario, puede significar la entrada en el caos más profundo del país, al descontrol y al desconcierto que continuará a lo largo del siglo veintiuno hacia el Imperio Francoafricano y después hacia los Reinos de Inglaterra, revirtiendo los sucesos de los cuales está compuesta la materia histórica, que es la conciencia y la piel.
Escocia lo prueba. Las naciones vernáculas regeneran, como el gaélico. Mientras tanto, los restos del Imperio español hacen tambalear a las estructuras fundamentales y los catalanes, que si hubiéramos tenido en cuenta qué nos jugábamos el 1-O habríamos podido remediar la caída, si no hacemos nada también caeremos. Y Cuando cae, cae, y el imperio está a punto de tocar fondo a través de un régimen de colonialidad de mierda.
Ante las infinitas problemáticas sociales que se añadirán al problema que vivirá el Imperio Español, EE. UU. se frota las manos con las amistades marroquíes. No hay que salir mucho de la demografía para saber que de aquí muy poco Marruecos se quedará Ceuta y Melilla. Quién sabe si más adelante las Canarias; una vez España, en el nuevo orden geopolítico, ya no pinte nada.
Juli avisa. La Matemática es una brújula, no un dogma. Nos podemos servir para asumir la vida adulta, la madurez que Kant se inventó pensando que la Historia no era un espiral, ni cíclica. La corrupción y el cinismo de la clase política, su inacción y caciquismo, la atomización, los problemas étnicos o la lengua… Nos encontraremos en un escenario de mezcolanza perfecta para volver a ser el campo de pruebas de las ampollas ideológicas y pseudointelectuales de Europa. Si no aceleramos el proceso de formación de unos nuevos dirigentes, nos quemaremos con los despojos de la monarquía española y los regímenes que han permitido, durante estos casi seis siglos, el auge y construcción de la Unidad de España. Porque estamos dentro, y nos arrastraremos todos juntos a la paranoia que provoca penetrar en el universo de miseria neofeudal, que como Juli comentaba, no tiene nada que ver con la igualdad que tenía el feudalismo en su época incipiente.
UE es vasalla y esclava de la OTAN: producto paradigmáticamente americano. Cuanto más tarde Alemania de expulsar a los restos americanos que campan por su país más tardará Europa a refundarse, a encontrar la ensambladura de su soberanía; fase de plenitud imperial que le toca hacer. Como imperio novel, tendrá que encontrar los fundamentos, y esto lo sabemos bien, en casa. La conexión del sur de Europa con el mundo árabe. Está a punto de completarse el segundo periodo cultural: el de creación. Llull es un faro. Sólo hay que fijarse en las expresiones estéticas que se han acabado y sólo pueden divagar entre ambiciones abstractas. Las IA son la última creación que aportaremos. Después la etapa creativa lo habrá dado todo. Después tendrá que aparecer el renacimiento europeo. La repetición de todo aquello que hemos creado como civilización. Recoger los frutos que no estén podridos, mezcla perfecta de las mejores aportaciones que nuestra parte de Humanidad ha hecho. Entre otros, la base espiritual del arte románico ampurdanés: la vuelta de cañón, investigación vital de un mundo cristiano que renació en la construcción de Sant Pere de Rodes cuando el mundo visigodo se empezaba a desintegrar y el mundo árabe parecía que sustituiría la cultura de la Península. Exactamente 1.700 años después de que el Imperio Romano se empezara a deshacer.
Los EE. UU. son expertos en montar guerras. Pero se ha acabado su época de expansión. Reirán si lo continúan haciendo. El abuelo Deulofeu ya les avisaba en 1977. Cuando den la vuelta hacia su casa verán el follón que tienen montado. País polarizado como punta del iceberg. En Ucrania, Rusia también va contra la Matemática. Porque los EE. UU. van, también. EE. UU. entra en una fase de problemas internos y Rusia continúa descomponiéndose. Putin no entiende que, por mucho que anexione territorios rusófilos, Deulofeu nieto es historiador y puede decir abiertamente qué pasó el 2014 en Maidán; que no hay solución sin la desintegración total. Que la guerra sólo alarga el sufrimiento y el error. Solo hay que comprender las miles de divisiones internas que tiene el territorio ruso y que no acabaron de fructificar con la caída moscovita. Sólo hay que ver que el proceso es imparable, y que este no traiciona. Pero la dirección es la que es, y la elección sólo puede ser agraviarla o aligerar el delirio existente; ir en contra sólo atiza el genocidio y el autoritarismo más crudo: el infierno ruso que EE. UU. ha hecho penetrar en Europa para continuar chupándonos una década más. Europa está en un cruce. Los americanos lo saben porque es fácil matar lejos de tus fronteras. No aprendieron nada. Sólo China será capaz de poner orden en Rusia y ganarle terreno; la política exterior de Trump ligaba con la Matemática, pero decirlo, en este mundo fatal, te puede costar la censura. China quiere Siberia y quizás será la manera de amenazar a las temeridades rusas, si se tercia. Primero hace falta que EE. UU. dejen todo el mundo en paz. Antes de que todo el mundo se lance a la expansión (des)neocolonial africana.
Los cretinos, pero, de todo esto no saben, y van cogiendo el poder. El búnker cada vez está más lleno. La digitalización ha abierto las puertas de par en par al control masivo, a la posibilidad de encarar el vaivén de la Historia desde la represión más elemental y nociva, de baja latencia.
Pero no tiene que ser así. No puede ser así. Jueves la sala estaba llena. El pueblo soberano acudió libremente a escuchar a un hombre que se ha forjado a sí mismo y que invoca seriamente y rigurosamente aquella idea nietzscheana que dice que la Historia tiene que servir para la vida, porque sino no sirve por nada. Supongo que por eso no había ninguna autoridad. Ningún representante político y tampoco ningún periodista. 120.º cumpleaños del nacimiento de Deulofeu. 120 como los años que él decía que habría querido vivir. Nadie lo dijo, pero los que lo sabíamos éramos conscientes. El espíritu de los masones estaba presente, pero esto no tiene ningún tipo de significado porque lo que importaba era la Matemática de la Historia. Importaba que cada uno de los corazones y cerebros fuera consciente que entramos en la fase más confusa y profunda de decadencia del Imperio Español, y que esto no tiene nada que ver con sí somos catalanes, búlgaros, australianos o chilenos. La Matemática no es arbitraria. Si lo estamos viviendo nosotros, con el horizonte como principal componente, es una pura coincidencia. Somos insignificantes pero a la vez no tenemos más remedio que atravesar este tiempo.
Vienen los últimos años, las últimas oportunidades que tenemos los catalanes porque la Historia ya nos ha avisado demasiadas veces. Más de mil años de cultura que pueden quedar en un vestigio; porque a la Historia no le importaría para nada, si desaparecemos. Ya nos estudiarán de aquí a tres mil años. Cuando ya no importamos en el planeta Tierra. Aun así, las raíces del sujeto histórico son tan hondas que si no somos capaces de entender la fuerza que llevamos valdría más dejar que nos muriéramos, o básicamente dejar que nos mataran.
Enlace del artículo original en catalán:
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