Catalunya, cuna del arte occidental.
Ara. Jueves, 1 de diciembre de 2016. Comarcas gerundenses. Patrimonio.
El arte románico catalán, cuna del estilo artístico que dominará el Occidente en los siguientes cuatrocientos años.
Toni Sant Blanc.
El monasterio de Sant Pere de Roda es el centro de irradiación del románico catalán./ACN.
En los últimos meses se ha producido un tardío reconocimiento de la figura del intelectual ampurdanés Alexandre Deulofeu coincidiendo con el preestreno del documental producido por TV3 Alexandre Deulofeu, l’historiador del futur (Alexandre Deulofeu, el historiador del futuro), que, al igual que el resto de referencias, se centran en difundir su teoría sobre la predictibilidad de los ciclos históricos, a partir de formulaciones matemáticas, con olvido de su faceta de historiador del arte, y en concreto de su teoría sobre el origen del arte románico expuesta en sus libros L’Empordà bressol de l’art romànic (El Empordà cuna del arte románico, 1961) y Catalunya, mare de la cultura europea (Cataluña, madre de la cultura europea, 1976).
Fruto de un recorrido empírico durante muchos años, que datan las construcciones románicas de la Península Ibérica, Francia e Italia, el historiador de la Armentera descarta científicamente que el arte románico, y por tanto el gótico, que sólo es una evolución natural del primero, tenga su origen en la Isla de Francia o en la Lombardía –como todavía es dogma en gran parte de la historiografia–, sino en las llanuras gemelas del Empordà y el Rosellón, entre los ríos Tet al norte y Ter al sur. Es allí donde observa la repetición de determinados rasgos comunes en multitud de iglesias alrededor del centro irradiante de Sant Pere de Roda que demuestran la primera transición del arte visigótico al románico. La gestación del nuevo arte a caballo del año 1000 requiere un país nacionalmente seguro y económicamente viable, condiciones que en ese momento sólo se dan en Cataluña gracias al trabajo de sus hombres libres protegidos por la autoridad del conde de Barcelona y la de los sus jueces y bajo el ascendiente espiritual de los grandes monasterios transpirenaicos.
Es en el seno de esta sociedad precozmente cohesionada donde brota un primer estallido de espiritualidad que pide un nuevo estilo arquitectónico caracterizado por la sustitución de la clásica cubierta plana de los templos romanovisigóticos por la bóveda de cañón. Por tanto, según Alexandre Deulofeu, teoría que hoy en día ya es aceptada por otros especialistas internacionales (Marcel Dieulafeu, Santiago Alcolea y Oscar Niemeyer), la incorporación de la boveda a la construcción religiosa es hecha por primera vez, antes del año 1000, «por el deseo de nuestros primeros catalanes de acercarse al Creador, es el origen de la transformación de la cubierta plana, que significa un límite a la espiritualidad, por la bóveda de cañón» y su posterior evolución a la nave gótica, más elevada «en el afán de levantarse cada vez más hacia Dios».
Así nace el arte románico catalán, que será cuna del estilo artístico que dominará el Occidente de los siguientes cuatrocientos años. Riqueza económica, seguridad jurídica, libertad del campesino y religación espiritual son las condiciones que lo posibilitan. «¿Queréis conservar de esta Cataluña una última imagen?», Nos interroga retóricamente el gran medievalista Bonnassie. «Elegiremos la que ofrece en Girona el Tapiz de la Creación: visión radiante de un Paraíso perdido donde, en una armonía de azules, de verdes y de púrpuras, unos niños mofletudos que soplan en unos botes muestran los vientos del Universo, mientras que los hombres no tienen otro afán que el de pescar anguilas en los ríos del Edén. Esta hermosa y cándida representación dice bastante bien por sí sola que los hombres de esa época conservan en el dentro de su ser la clara imagen de la felicidad».
Felicidad del hombre libre que pronto se convertiría sólo en un recuerdo para las abrumadoras injusticias de la revolución feudal que ya estaba a punto de estallar.